Andalucía se enfrenta a un otoño lluvioso y cálido después de experimentar el verano y el año más calurosos desde 1961, según Aemet.

Andalucía se enfrenta a un otoño lluvioso y cálido después de experimentar el verano y el año más calurosos desde 1961, según Aemet.

Andalucía se prepara para un otoño cálido y con más lluvias de lo habitual, según los datos presentados por el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Andalucía, Juan de Dios del Pino. Esta temporada podría ayudar a aliviar la larga sequía que ha afectado a la región, considerada la más cálida y la quinta más seca desde 1961. Del Pino señala que las predicciones indican que habrá un 50% de probabilidades de que las lluvias sean más abundantes de lo normal, mientras que el 80% indica que serán normales o incluso superiores a lo normal en términos de volumen de precipitaciones. La media considerada normal es de entre 136,6 y 215,7 litros por metro cuadrado. Por otro lado, se espera un otoño más cálido de lo habitual, con una probabilidad del 60% y una temperatura media normal entre 16,8 y 17,7 grados.

A pesar de estas buenas perspectivas, Del Pino advierte que no se puede afirmar que haya un cambio de tendencia a pesar de un verano más húmedo de lo normal. El delegado no confía en que las lluvias otoñales sean suficientes para resolver completamente la sequía y llenar los embalses de Andalucía, pero sí considera que podrían ayudar a evitar una situación de agotamiento de los recursos hídricos. En cuanto a las temperaturas, el verano de 2023 ha sido el más cálido desde 1961, con anomalías consistentes con el cambio climático. Además, varios meses durante el año agrícola han registrado temperaturas récord, lo que indica una tendencia preocupante.

Este año agrícola ha sido el quinto más seco desde 1961 en Andalucía, con un déficit del 36,98% de la precipitación media esperada. Solo en Almería ha sido seco, mientras que el resto de las provincias han sufrido una fuerte sequía. El delegado destaca que la mayor parte de las precipitaciones se han registrado en dos episodios: uno en diciembre pasado y otro entre mayo y junio, ambos causados por condiciones atmosféricas específicas. Sin embargo, Del Pino señala que las borrascas atlánticas propias del invierno han disminuido, mientras que las lluvias otoñales y sobre todo las primaverales han aumentado, aunque con una distribución irregular. Esto significa que el agua cae de manera torrencial y no llega por igual a todas las áreas. A pesar de esto, las lluvias primaverales han pasado a representar el 35,1% de la precipitación anual en comparación con el 26,8% anterior, mientras que el aporte invernal ha disminuido del 38,8% al 30,7%.

En resumen, Andalucía espera un otoño más lluvioso de lo normal que podría ayudar a aliviar la sequía, aunque no será suficiente para solucionarla por completo. Además, se prevé un aumento en las temperaturas, lo que indica una tendencia preocupante en el clima de la región. La falta de lluvias ha afectado a todos los sectores, especialmente a la agricultura, y solo el tiempo dirá si estas predicciones se cumplen y si el cambio de tendencia es una realidad.

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