SEVILLA, 12 de noviembre. El líder de la Federación de Arroceros de Sevilla, Mauricio Soler, ha realizado declaraciones este martes que ponen de relieve la difícil situación que enfrenta el sector agrícola en la provincia. Soler ha indicado que la cosecha de arroz de este año ha sido insatisfactoria, alcanzando solo cerca de 200.000 toneladas, un volumen que apenas permite cubrir los costos de producción y resulta insuficiente para obtener beneficios significativos.
En una entrevista ofrecida a Europa Press, Soler ha señalado que aunque no será hasta la próxima semana cuando se dispongan de cifras definitivas, es claro que la cosecha iniciada a finales de octubre ha dejado mucho que desear, describiéndola como "no ha sido una buena cosecha". Este panorama se torna aún más preocupante a medida que se analizan las condiciones adversas que han caracterizado el año agrícola.
El presidente de la Federación ha aclarado que las difíciles condiciones de recolección se deben en parte al "encamado" del arroz, un fenómeno que se ha intensificado por las fuertes lluvias y ráfagas de viento que han acechado la zona durante el otoño. Además, ha subrayado que la escasez de maquinaria cosechadora y maquinistas ha ralentizado el proceso, lo que se traduce en que los rendimientos son inferiores a lo esperado en una cosecha típica.
Otro factor a considerar es el aumento de la salinidad en el río Guadalquivir, lo cual ha afectado negativamente a la producción de arroz en cercanías de los cultivos. Según Soler, esta alta salinidad es resultado de la "falta de agua embalsada", un problema que ha impedido el adecuado flujo de agua dulce al río, creando un "tapón salino" perjudicial para el riego de las áreas arroceras. Este fenómeno ocurre cuando se mezcla el agua dulce con la salada, y su equilibrio depende de las entradas de agua y los ciclos de mareas.
A pesar de estos contratiempos, Soler ha afirmado que la cosecha ha alcanzado al menos las expectativas "mínimas" que la Federación había establecido, considerando que las condiciones hídricas no permitían ser optimistas en cuanto a la calidad de los resultados. "Con el agua que teníamos no había esperanzas de que la cosecha fuera buena", ha comentado.
Ha destacado también que los episodios de lluvia ocurridos en otoño, particularmente los que le siguieron a las primeras lluvias estacionales y las precipitaciones generadas por el fenómeno DANA, han resultado en la pérdida de aproximadamente mil kilogramos de arroz por hectárea que no se han podido cosechar. Este tipo de estadísticas, que lamentablemente se vuelven comunes en el sector, reflejan las dificultades que enfrentan los agricultores.
Al inicio del periodo de cosecha, Soler había compartido con entusiasmo que los arroceros del Guadalquivir empezaron a trabajar "a tope" después de que el grano tuviera tiempo de secarse adecuadamente tras las primeras lluvias de otoño. También recordó que, en años anteriores, el área había sufrido serias restricciones de riego, ya que el año pasado no se pudo sembrar nada y, el anterior, solo se logró cultivar el 30% de las hectáreas disponibles debido a la escasez de agua.
Sin embargo, el escenario de este año fue algo más alentador, gracias a las lluvias de mayo que facilitaron a los arroceros sembrar el 68% de la superficie disponible entre finales de mayo y principios de junio. Esto fue posible gracias a la gestión de la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que proporcionó capacidad de riego equivalente a dos tercios del volumen máximo permitido, lo que equivale a cerca de 264 hectómetros cúbicos de agua. Aun así, los esfuerzos no han sido suficientes para mitigar el impacto de los fenómenos climáticos adversos de la estación actual.
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