Un hombre identificado como F.M.S. ha admitido su culpabilidad por atropellar mortalmente a una niña de cinco años llamada Leire en Roquetas de Mar, Almería, mientras conducía bajo los efectos del alcohol el 6 de julio de 2021. Como resultado de estos hechos, el acusado ha expresado su "perdón" a la familia y todas las partes han solicitado una condena de tres años de prisión.
El acusado, un legionario suspendido de servicio y pendiente de destino debido a este incidente, ha aceptado el escrito de acusación de la Fiscalía, al que todas las partes se han adherido, por un delito de conducción temeraria en combinación con un delito de homicidio por imprudencia grave. También se ha pedido la retirada del permiso de conducir y la prohibición de conducir vehículos a motor durante seis años
Aunque tanto las acusaciones como las defensas han estado de acuerdo en los hechos y su calificación legal, han mostrado discrepancias en relación a la responsabilidad civil y los baremos establecidos por la aseguradora, que ya ha pagado alrededor de 215.000 euros. Por lo tanto, la determinación de las indemnizaciones corresponderá a la titular del Juzgado de lo Penal de Almería. La familia reclama una compensación cercana a los 250.000 euros.
Los padres de la menor, David López y Rocío Muñoz, han estado presentes en el final del juicio oral celebrado en la Ciudad de la Justicia de Almería. En su derecho de hacer uso de la última palabra, el acusado ha reiterado sus disculpas. "En ningún momento imaginé que ese día acabaría así, de verdad que lo siento mucho", afirmó, antes de explicar que durante la instrucción intentó contactar con los padres para pedirles perdón.
El acusado ha admitido que el 6 de julio de 2021 condujo bajo la influencia de bebidas alcohólicas y a una velocidad excesiva de hasta 78 kilómetros por hora, según el informe policial, en una vía con doble carril en dirección a Roquetas de Mar, que tiene muchos pasos de peatones y una velocidad limitada a 50 kilómetros por hora.
El trágico incidente ocurrió frente a un supermercado en la zona de El Parador, cuando el hombre rebasó un vehículo que estaba detenido en el carril derecho frente a un paso de peatones, por donde la niña Leire cruzaba de la mano de su madre. El acusado la atropelló con su vehículo, un Seat Córdoba, y la arrastró varios metros. La niña falleció instantáneamente debido a un fuerte traumatismo craneoencefálico.
Además, el acusado ha admitido que mostraba claros síntomas de haber consumido alcohol, ya que las pruebas realizadas posteriormente arrojaron una tasa de 0,90 gramos de alcohol por litro de aire espirado en la primera muestra, y 0,88 en la segunda muestra. El acusado casi cuadruplicaba el límite máximo permitido de alcohol.
Antes de aceptar los hechos de acuerdo con el escrito definitivo de la Fiscalía, el acusado ha declarado previamente que en la comida a la que asistió ese día, bebió varias cervezas y una copa antes de ponerse al volante. También admitió que tenía una copa de ginebra con tónica en el salpicadero, aunque según él, era para entregársela en casa.
El hombre, que ha estado en libertad con medidas cautelares hasta el juicio, también afirmó fuera de la sala del tribunal que se quedó en el lugar del incidente en todo momento, aunque no fue él quien contactó a las autoridades. Según su versión no oficial, intentó maniobrar para evitar a la niña cuando se dio cuenta de su presencia, pero no lo logró.
El abogado de la acusación particular, Juan Manuel Medina, señaló antes del juicio que la familia intentó que se celebrara con un jurado popular, ya que consideraban que los hechos podrían encajar en un presunto delito de homicidio intencional. Sin embargo, la Audiencia Provincial rechazó esta solicitud.
Inicialmente, la Fiscalía pedía una condena de cuatro años de prisión, mientras que la acusación particular solicitaba cinco años. Por su parte, la defensa consideraba apropiada una sentencia de dos años de cárcel en relación con los hechos. El juicio ha quedado visto para sentencia.
La muerte de la niña Leire causó una gran consternación en el municipio de Roquetas de Mar, donde se convocó una concentración con un minuto de silencio para expresar el dolor por su fallecimiento. Además, la corporación municipal se puso a disposición de la familia para que pudieran despedirse en su pueblo natal, Cabeza de Buey, Badajoz.