La lucha contra el crimen organizado y la falsificación de moneda en España ha dado un importante paso adelante. En una operación coordinada entre la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera, se ha desmantelado lo que se considera una de las redes más significativas del país en la producción y venta de billetes falsos de 10 y 20 euros. Esta actividad delictiva se llevaba a cabo a través de plataformas de mensajería instantánea y contaba con imprentas clandestinas ubicadas en Barcelona y Jaén, operadas por un grupo de cuatro jóvenes.

La información proporcionada por la Policía Nacional revela que los agentes lograron la detención de tres individuos en Barcelona y uno en Jaén, además de desarticular las imprentas donde se fabricaban los billetes falsificados. Para llevar a cabo esta operación, los involucrados utilizaban papel y tinta especial que eran importados desde China, lo que les permitía reproducir con alta calidad las características de los billetes auténticos.

Una vez que los detenidos fueron puestos ante la autoridad judicial, se tomó la decisión de encarcelar de forma provisional a dos de ellos, mientras que uno de los implicados fue trasladado a la Fiscalía de Menores. La investigación se mantiene abierta, lo que sugiere que podrían producirse más arrestos conforme avancen las pesquisas.

Esta operación no solo se ha llevado a cabo a nivel nacional, sino que también ha involucrado la colaboración de agencias internacionales como la Guardia de Finanza de Italia y EUROPOL. Las autoridades han descubierto que este grupo no solo se limitaba a la venta de billetes falsos, sino que eran capaces de ofrecer a otros criminales la "receta" para crear su propia moneda falsa, cobrando un porcentaje en función de las ventas que lograran realizar.

La investigación comenzó después de que dos de los jóvenes fuesen detenidos en la región del Levante, donde se les confiscó una cantidad considerable de billetes falsos. Ambos confesaron haber adquirido esta moneda a través de una plataforma de mensajería, lo que permitió a los agentes rastrear un canal de venta a través de una red social donde se ofrecían estas falsificaciones.

El Servicio de Vigilancia Aduanera también siguió la pista del dinero involucrado en esta operación y logró identificar una significativa transacción relacionada con un pedido de 2.000 hojas especiales destinadas a la fabricación de billetes falsos. Este material incluía hilos de seguridad y tintas que, bajo ciertas condiciones de luz, revelan su naturaleza fraudulenta. El destinatario de este pedido forma parte del grupo de investigados.