El obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, ha expresado su crítica hacia los nacionalismos debido a que considera que ponen en peligro la convivencia de los españoles al negar unilateralmente la soberanía de España. En una carta titulada 'Valoración moral del nacionalismo', el obispo destaca que la base de la sociedad y el orden político es la dignidad de la persona humana. También hace referencia a la definición de nación según San Juan Pablo II, quien lo entiende como una comunidad de personas unidas por la cultura.
El obispo sostiene que las diferentes regiones de España no serían lo que son sin el intenso intercambio cultural entre ellas a lo largo de la historia. Por lo tanto, considera que se debe distinguir entre nación, como una realidad cultural, y Estado, como una realidad política que puede albergar diferentes ámbitos culturales.
Gómez Sierra argumenta que los diversos pueblos de España comparten un proceso cultural común que dio lugar a una unidad cultural básica y a un Estado plurisecular. Por lo tanto, considera moralmente cuestionable que cada una de las nacionalidades o pueblos que componen un Estado pretendan unilateralmente reclamar la independencia ignorando las múltiples relaciones históricas establecidas entre ellos.
El obispo también destaca que el nacionalismo totalitario pervierte gravemente el orden moral y la vida social al imponer de forma totalitaria su voluntad de independencia sin respetar el bien común. Sin embargo, reconoce que hay opciones políticas de tipo nacionalista que se ajustan a la norma moral y al bien común.
Gómez Sierra advierte de los peligros de considerar una ideología como la única forma coherente de proteger los propios valores, así como de defender esos valores excluyendo y menospreciando los de otras realidades culturales. Además, destaca la importancia de la Constitución como marco jurídico ineludible de referencia para la convivencia en España.
El obispo finaliza la carta animando a los ciudadanos a ejercer sus derechos políticos y a elevar oraciones por la convivencia y solidaridad entre todos los pueblos de España. También destaca que estas reflexiones están inspiradas en la Doctrina Social de la Iglesia y que la enseñanza del Concilio Vaticano II reconoce la autonomía de la esfera civil y política respecto a la religiosa y eclesiástica, pero subraya que la sociedad laica no puede desentenderse de la esfera moral.