Un estudio realizado por el catedrático de Arqueología y Prehistoria de la Universidad de Sevilla, José Luis Escacena, revela que los petroglifos de Los Aulagares, situados en Zalamea la Real (Huelva), podrían ser el resultado de rituales de petición de lluvia debido a un cambio climático extremo. Según el estudio, estos grabados rupestres datan de la Edad del Cobre y habrían sido realizados en respuesta a una sequía extrema causada por un incremento en la aridez.
El trabajo, titulado "El petroglifo de Los Aulagares como respuesta religiosa al evento climático 4.2 ka cal. BP", se centra en el significado simbólico de estos petroglifos y en cómo se relacionan con el evento climático de hace 4.200 años. Según Escacena, este evento tuvo repercusiones a nivel mundial, incluyendo el colapso de civilizaciones como el Imperio Acadio y el Reino Antiguo de Egipto.
El estudio revela que durante el II milenio a.n.e., el sur de la Península Ibérica experimentó un clima frío y seco, lo que llevó al colapso de las comunidades prehistóricas y a una disminución de la población humana debido a numerosas hambrunas. Los petroglifos de Los Aulagares, según Escacena, son evidencia del esfuerzo realizado por estas comunidades para comunicarse con los dioses y pedir lluvia en tiempos de sequía extrema.
El investigador destaca el simbolismo de los petroglifos, en los que se representan círculos y radios que podrían referirse a cuerpos celestes como el sol o los planetas conocidos en la época. Según Escacena, estos grabados podrían ser interpretados como iconos divinos a los que se les pedía ayuda.
En conclusión, el estudio plantea la hipótesis de que la costumbre de pedir agua a los dioses en tiempos de sequía se remonta al menos cinco milenios atrás. Los petroglifos de Los Aulagares son un testimonio de esta práctica ancestral que buscaba mitigar los efectos de la aridez extrema.