
SEVILLA, 29 de junio.
En el marco de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha resaltado la importancia de este evento para enfrentar los desafíos globales de la desigualdad y la pobreza. Montero propuso, como posible resultado del encuentro, la implementación de un "impuesto global a las grandes fortunas", que tendría como fin aliviar las disparidades económicas y apoyar a las naciones más vulnerables.
Durante su visita al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, donde se desarrollará la cumbre a partir del lunes, la ministra enfatizó que el principal propósito de esta reunión es fomentar un esfuerzo coordinado entre naciones. Este esfuerzo permitirá que los países con mayores dificultades, especialmente aquellos con altos índices de pobreza, reciban el apoyo necesario de la comunidad internacional. Montero subrayó que este respaldo debe traducirse en acciones concretas para crear un entorno de prosperidad global, sin importar el país de origen de las personas.
Montero identificó la lucha contra la desigualdad y la pobreza como el reto más crucial en la agenda internacional, destacando la atención necesaria a aquellos países atrapados en ciclos de deuda o que carecen de una educación adecuada para su población. Según la ministra, la formación es esencial para equipar a estas naciones con las habilidades requeridas para incorporarse a la economía moderna, un desafío que afecta a todo el planeta.
La ministra también abordó la necesidad de un desarrollo sostenible, que debe ir de la mano con la protección ambiental. Expresó que el crecimiento económico no debería ser incompatible con el cuidado del medio ambiente, y resaltó que España ha liderado iniciativas en este ámbito, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
Con entusiasmo por ser anfitriones de esta importante cumbre, Montero destacó que el evento representa una plataforma internacional para discutir cuestiones críticas de la actualidad global. Además, recalcó la conexión entre esta cumbre y otros debates internacionales relevantes, como el papel de España en la OTAN y los conflictos bélicos actuales.
Montero expresó su optimismo en que de la cumbre emergerán resoluciones que fortalezcan el compromiso de los países miembros de la ONU y la comunidad internacional en general. Indicó que estas resoluciones deberían incluir propuestas concretas y nuevos mecanismos de financiación para ayudar a los países en desarrollo, abarcando desde el análisis de su deuda hasta la creación de nuevas fuentes de recursos económicos.
Asimismo, reiteró la posibilidad de establecer un impuesto sobre las grandes fortunas para financiar iniciativas que reduzcan las desigualdades. Según Montero, estas ideas han sido discutidas en preparativos previos a la cumbre y reflejan el enfoque que la mayoría de las delegaciones aportan a este encuentro multilateral.
La ministra recalcó la importancia de que foros de este tipo, donde los consensos son necesarios y todas las voces pueden ser escuchadas, se consoliden como espacios propicios para abordar los retos futuros a nivel global.
El Gobierno de España considera la desigualdad como uno de los desafíos más apremiantes que debe enfrentar la comunidad internacional. Montero enfatizó que esta problemática no solo afecta a naciones con escasos recursos, sino también a las dinámicas internas de los estados, donde es crítico realizar mayores esfuerzos para combatir la desigualdad.
La cumbre se presenta como una oportunidad invaluable, no solo por su contexto, sino por su localización en Sevilla, para discutir la justicia social, una prioridad que guía la acción del Gobierno español y de los estados miembros. Este foro debe servir para promover la inclusión equitativa entre naciones, según Montero.
Frente a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de no asistir a la conferencia, Montero comentó que la financiación para el desarrollo es un imperativo ético que requiere la atención conjunta de todos los países. Subrayó la relevancia de colaborar con el objetivo de cumplir la Agenda 2030, que busca erradicar la pobreza en el mundo.
La vicepresidenta también destacó la conexión entre la lucha contra la pobreza, los movimientos migratorios y las relaciones comerciales globales, enfatizando la necesidad de capacitar a las personas con menos oportunidades para que puedan contribuir al progreso general.
Finalmente, Montero reiteró la necesidad de abordar estos temas independientemente del grado de compromiso de cada país, resaltando que en la ONU las decisiones se toman de manera colectiva y por consenso. Concluyó su intervención lamentando que la conferencia no solo se enfoque en quienes cuentan con menos oportunidades, sino que también se ocupe de la sostenibilidad del planeta, invitando a un enfoque responsable que integre el crecimiento económico y la inclusión social.
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