En un estudio llevado a cabo por un equipo de investigación de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA, Almería), Universidad de Jaén y la Universidad de Cádiz, se ha descubierto que las aves migratorias de invierno son responsables de dispersar casi el 90% de las semillas de plantas de fruto carnoso en el entorno del olivar. Este hallazgo resalta la importante contribución de estas aves en comparación con otros gremios como los residentes o los migrantes subsaharianos.
Este estudio, detallado por la Fundación Descubre, es el primero en enfocarse en el paisaje del olivar y clasificar las especies dispersoras en migratorias y residentes. Hasta ahora, no se había comprendido completamente el papel de cada grupo de aves frugívoras en este entorno, ni cómo la pérdida de hábitat natural afecta tanto a la abundancia de aves como a la frecuencia de dispersión de semillas. Estas funciones ecológicas son esenciales para el mantenimiento de las comunidades vegetales.
Las aves frugívoras no solo habitan en los olivares, sino también en zonas forestales adyacentes a las fincas agrícolas. Estas áreas son vitales para el paisaje, ya que evitan los impactos negativos del avance agrícola y proveen refugio y alimento para numerosas especies, incluidas las aves. Según Rubén Tarifa, investigador de la EEZA-CSIC, estas zonas están desapareciendo gradualmente a medida que son reemplazadas por más terreno dedicado al olivar.
Los investigadores revelan que la mayor parte de las semillas dispersadas por las aves provienen de los pocos remanentes de hábitat natural que quedan cerca de los cultivos de olivar. De igual forma, destacan que el 90% de estas semillas son distribuidas por las aves migratorias que pasan el invierno en los olivares. Esta información es clave para desarrollar planes de conservación y restauración de los parches de monte.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores se concentraron en 20 fincas de olivos andaluces asociadas al proyecto Life Olivares Vivos + en diferentes provincias como Córdoba, Sevilla, Jaén, Cádiz, Málaga y Granada. Durante los meses de septiembre a febrero, identificaron las especies de aves presentes y las clasificaron en tres categorías.
Las aves residentes son aquellas que permanecen todo el año en el olivar, mientras que las migratorias invernales llegan del norte de Europa para pasar el invierno en esta región. Por último, las migratorias subsaharianas cruzan los olivares al final del verano cuando se dirigen hacia África. Los investigadores también evaluaron el volumen de semillas que cada especie transportaba.
Para determinar las especies de plantas que dispersaba cada ave, se realizaron anillamientos científicos tanto en el olivar como en los remanentes de vegetación natural. Mediante el análisis de las defecaciones de las aves atrapadas en redes, se identificaron cerca de 1.300 semillas de 24 especies, siendo el lentisco y el 'tomatillo del diablo' las más comunes.
Los investigadores concluyen que las aves invernales, como la curruca capirotada, dispersan un volumen mayor de semillas, seguidas por las especies residentes y las migrantes subsaharianas. La presencia de parches de monte dispersos y ricos en especies de plantas frutales puede compensar la pérdida de bosques y garantizar la función de dispersión de las aves frugívoras.
En futuros proyectos, los científicos pretenden ampliar estos estudios a otras zonas con presencia de olivos en la cuenca mediterránea para aplicar los resultados en diversos cultivos y fincas de olivos en otros países. El objetivo es comprender mejor la dinámica de las aves no solo en Andalucía, sino en toda la región mediterránea ocupada por el olivar.
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