SEVILLA, 14 de noviembre. En un acto significativo, la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) ha participado este jueves en la Comisión permanente de Sequía de la Cuenca del Guadalquivir. Durante la reunión, la entidad hizo un llamado urgente a la administración hidráulica para que tome conciencia de lo que ocurrió en Valencia y acelere la tramitación de tres embalses que son fundamentales en la planificación hidrológica del Guadalquivir: el recrecimiento del Agrio, San Calixto y Cerrada de la Puerta.
Feragua ha destacado en un comunicado que estos embalses no solo son vitales para el almacenamiento de agua con diversos usos, sino que también jugarán un papel esencial en la laminación de avenidas. En particular, el embalse de San Calixto ha sido designado como una infraestructura estratégica dentro del Plan de Gestión de Inundaciones de la Cuenca, contribuyendo a prevenir inundaciones en localidades sevillanas como Écija y Palma del Río.
El presidente de Feragua, José Manuel Cepeda, ha expresado su descontento con lo que considera una “parálisis administrativa” en las obras de regulación durante los últimos 15 años, además de una evidente falta de voluntad política para llevar a cabo las presas que ya estaban aprobadas en la planificación hidrológica. Cepeda subraya que estos tres embalses llevan en la planificación desde 2009 y señala que, de haberse respetado plazos razonables, ya podrían estar en operación.
En particular, Cepeda ha señalado que de los tres embalses que se han propuesto, solo el recrecimiento del Agrio se encuentra en fase de redacción, con la posibilidad de que su ejecución comience dentro del actual ciclo hidrológico. Por otro lado, tanto San Calixto como Cerrada de la Puerta aún no han avanzado a la fase de licitación y no se ha iniciado la redacción de los proyectos correspondientes.
En este contexto, la Asociación ha indicado que San Calixto y Cerrada de la Puerta han llegado a la etapa de autorización de los pliegos de condiciones para la redacción del proyecto, lo que representa un paso previo a la licitación y al estudio de alternativas. La suma de los tres embalses podría proporcionar un volumen de agua almacenada de aproximadamente 350 hectómetros cúbicos, lo que sería fundamental para mitigar el déficit hídrico en la cuenca del Guadalquivir, con una capacidad de regulación anual de entre 120 y 150 hectómetros cúbicos.
Además, Feragua ha resaltado que la administración proyecta que este déficit hídrico aumentará en un 64% hasta el año 2039 debido al cambio climático y a los fenómenos meteorológicos adversos que este provoca. En este sentido, Cepeda ha exigido al Gobierno central que establezca un plan para la creación de balsas de riego o microembalses.
Las infraestructuras, según Feragua, ofrecerían una defensa crucial ante las lluvias torrenciales, permitiendo una gestión más eficiente de los recursos hídricos. También facilitarían un mayor aprovechamiento de las escorrentías y atenderían mejor las necesidades de riego de los agricultores.
Las balsas, en este contexto, no solo funcionan como cualquier infraestructura de almacenamiento, sino que también mejoran la eficiencia energética de los sistemas de riego, optimizando los costos y actuando como elementos de decantación que favorecen la calidad del agua, contribuyendo al uso de sistemas de riego más eficientes, como el riego localizado.
Feragua ha defendido que estas balsas no solo son necesarias para modernizar la infraestructura hídrica, sino que su implementación podría compensar en gran medida el déficit hídrico proyectado. La propuesta incluye la creación de un plan de cien balsas, cada una con una capacidad de regulación de uno o dos hectómetros cúbicos, que podría cubrir la mitad del déficit previsto.
Finalmente, la asociación ha propuesto un plan integral de inversión de 2.000 millones de euros para la construcción de 200 nuevas balsas, con el objetivo de alcanzar un equilibrio hídrico deseado. Feragua ha instado al Gobierno central a dejar atrás las políticas que han priorizado la protección del medio ambiente a expensas de las necesidades humanas, cuyas consecuencias han sido evidentes en la reciente tragedia en Valencia. “Es crucial desmitificar el estigma que rodea a las obras de regulación, reconociendo que son infraestructuras verdes que generan riqueza, empleo, garantizan la seguridad alimentaria y salvan vidas frente a inundaciones”, concluyó Cepeda.
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