En un preocupante caso de violencia familiar, la Policía Nacional ha arrestado a un hombre de 24 años que, tras secuestrar a su expareja y a sus dos hijos menores en Francia, recorrió distintas regiones de España y Portugal durante trece días. La mujer, obligada a conducir bajo amenazas, vivió una experiencia desgarradora que culminó con su liberación en Málaga, donde ella y los niños fueron hallados en condiciones insalubres, limitados a alimentos básicos y hacinados en el vehículo.

Durante el tiempo de cautiverio, la mujer sufrió diversas agresiones físicas y sexuales en presencia de sus hijos, de tan solo tres y un año de edad. Las autoridades creen que el individuo tenía la intención de huir hacia Argelia, intentando evadir una orden de arresto emitida por la justicia francesa debido a antecedentes penales previos.

La liberación de las víctimas se logró gracias a un mensaje extremo que la mujer logró enviar en un momento de distracción de su captor. En él, pedía ayuda de manera urgente, advirtiendo que su vida estaba en peligro y solicitando que se alertara a las autoridades correspondientes.

La investigación se activó cuando las autoridades francesas solicitaron ayuda para localizar a la mujer y a sus dos hijos, quienes habían desaparecido desde el 3 de octubre. La rápida reacción de la Policía Nacional permitió determinar que la familia podría estar viajando en un vehículo por el territorio español.

El sujeto, en un intento de controlar a su expareja, llegó incluso a romper su teléfono, impidiéndole comunicarse con el exterior. Durante el cautiverio, la familia se vio sometida a constantes abusos, siendo forzada a vivir en condiciones precarias y alimentándose de productos limitados adquiridos en áreas de servicio.

En una rueda de prensa, el comisario jefe de la Brigada Central de la UFAM, Javier de Pedro, subrayó la importancia de que las víctimas confíen en las fuerzas del orden. Destacó la dificultad del operativo, dado el inminente riesgo tanto para la madre como para los menores al estar en la cercanía del agresor, enfatizando la prioridad de actuar con discreción y rapidez para garantizar la seguridad de las víctimas ante cualquier eventualidad.