
Un testimonio impactante ha salido a la luz durante el juicio en contra de Yassine Kanjaa, el individuo implicado en el brutal asesinato del sacristán Diego Valencia en Algeciras. En una reciente declaración ante la Audiencia Nacional, un agente de policía local recordó que, al ser arrestado, Kanjaa mostraba una inexplicable satisfacción, incluso describiéndolo como "feliz" en aquel momento tan crítico.
El agente, que fue testigo en el caso, compartió sus observaciones durante la audiencia del juicio donde el fiscal ha solicitado una pena de 50 años de prisión por cargos que incluyen asesinato terrorista y agresiones de contenido similar. La escena que describió el policía fue escalofriante, ya que indicó que Kanjaa, en el momento de su arresto, parecía expresar satisfacción con lo ocurrido, afirmando que había sido “liberado ya por su Dios” según la traducción realizada por un compañero que habla árabe.
El policía narró cómo recibieron la alerta de un ataque en la iglesia a través de su radio. Al llegar al lugar, localizando a Kanjaa, lo encontraron en una posición inusual, de rodillas y en apariencia rezando, con un cuchillo de gran tamaño a su lado. El policía detalló que Kanjaa estaba ataviado con una chilaba negra y sostenía un rosario en su mano, ofreciendo un cuadro inquietante de la situación.
La táctica que utilizaron los agentes para proceder a su detención se basó en el factor sorpresa; se acercaron sigilosamente y lograron reducirlo al suelo antes de que pudiera reaccionar. Sin embargo, Kanjaa intentó resistirse, pateando y haciendo esfuerzos por escapar una vez que estaba en el vehículo policial.
Los informes de la Fiscalía presentan un relato alarmante del ataque. Se detalla que Kanjaa irrumpió en la iglesia de San Isidro, donde, entre una serie de actos violentos, cuestionó la fe de un asistente y destruyó una Biblia antes de salir gritando amenazas apocalípticas. Posteriormente, se armó con un machete que tenía escondido en su hogar y atacó a un hombre en la calle, causando lesiones.
Aquella noche, Kanjaa regresó a la iglesia de San Isidro, donde durante la misa, agredió al sacerdote con el machete antes de trasladarse hacia la iglesia de Nuestra Señora de la Palma. En este último lugar, atacó a Diego Valencia, propinando golpes fatales que le causaron la muerte justo en la plaza. Este acto desmedido ha llevado a las autoridades a considerar su naturaleza terrorista, dado el contexto religioso y la intencionalidad de sembrar terror entre la comunidad cristiana.
El informe del fiscal destaca que Kanjaa había estado en un proceso de radicalización, adoptando visiones extremistas del islam, lo que lo llevó a elegir deliberadamente dos iglesias católicas como blanco de su ataque. A pesar de la alegación de alteraciones psicológicas que pudieran afectar su juicio, se argumenta que estas no anularon su capacidad de actuar con plena consciencia de sus actos, dejando clara la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta legal contundente ante el terrorismo en nombre de ideologías extremistas.
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